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Innovación Social, Cooperativas que construyen un mundo mejor

Hoy más que nunca es clave fortalecer nuestra educación cooperativa, por ellos compartimos el primer capítulo de nuestro nuevo lanzamiento editorial.

¿Para qué ser rentables? (La innovación social de las cooperativas)

A lo largo de su historia, las cooperativas han demostrado que los negocios y sus ganancias pueden ser una vía eficaz para contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas y el entorno de las regiones en las que operan.

Posiblemente en eso radica la principal innovación social de estas empresas, las de mayor tradición en la economía social.

Han confirmado además que en esa máxima utópica que las ha acompañado, nadie es mejor que todos juntos, es un ideal posible, deseable y practicado con éxito y mayor intensidad en algunos lugares del mundo; como en Barcelona, por ejemplo, en donde estas empresas generan el 7% del PIB y poco más del 8% de los empleos; o Finlandia, en donde el 74% de los alimentos son producidos por alguna cooperativa; o en Bélgica, en donde las cooperativas farmacéuticas participan en casi el 20% del mercado.

El cooperativismo en Alemania es hoy un ejemplo mundial. La Confederación Alemana de Cooperativas (DGRV por sus siglas en alemán) agremia a casi 5 mil cooperativas exitosas y más de 20 millones de alemanes forman parte de alguna de estas empresas sociales. La larga historia que el cooperativismo alemán ha escrito no podría entenderse sin los líderes cooperativistas: Friedrich Wilhelm Raiffeisen y Hermann Schltze-Delitzsch, hombres de acción que a mediados del siglo XVII fundaron las bases del cooperativismo de ahorro y préstamo mundial, el de mayor fuerza social y económica en la actualidad.

Desde la puesta en funcionamiento en 1844 de la primera empresa cooperativa exitosa de la que se tiene registro, el estilo de hacer negocios de estas organizaciones solidarias ha viajado en paralelo, inseparable como las vías de un tren, a las prácticas socialmente responsables y altamente innovadoras. Pero, ¿qué es lo que hace realmente distintas a las cooperativas, del resto de formas de hacer empresa? Quizá la mayor diferencia radica en la respuesta que ambos modelos económicos dan a la pregunta:

¿Para qué hacer negocios?

Mientras la empresa clásica busca acceder a más mercados para aumentar sus dividendos y registrar ganancias con fines acumulativos, las empresas de la economía social y solidaria se han planteado un objetivo más amplio: proponer alternativas de negocio eficaces que incidan en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas y sus comunidades.

Esta tradición en el modelo cooperativo hoy resurge y toma fuerza en la forma del concepto innovación social, definido por la Stanford Graduate School of Business como: “una solución nueva a un problema social, la cual es más efectiva, eficiente, sustentable o justa que la solución actual, cuyo valor agregado aporta principalmente a la sociedad como un todo, en lugar de únicamente a los individuos”, que bien podría ser también la explicación detallada de la forma de actuar de las cooperativas desde sus orígenes, al establecer como uno de sus siete principios el compromiso con la comunidad.